Cuando el otoño se levanta
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Editorial: Belacqua
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Año: 2002
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Número de páginas: 223
Félix Suárez, un novelista de éxito, editor de uno de los periódicos más importantes de una ciudad española es vanidoso y arrogante, goza de fama, premios literarios y éxito con las mujeres, con los que consigue distanciarse de su único problema: la soledad en un ambiente mentiroso de adulación. La repentina muerte de su único hermano le provoca una grave crisis existencial; por primera vez se pregunta por el verdadero sentido de su vida, una vida amarga a pesar de las apariencias. Gracias a un encuentro imprevisto con Tirso, su mejor amigo de la infancia y la juventud, regresa a su pasado para descubrir los nudos que le impiden ser feliz. Miguel Aranguren recrea el onírico mundo de los niños, aquellos paisajes en los que todos los hombres hemos construido un mundo ideal. También retrata con precisión las rebeldías de la adolescencia y los sueños de la juventud. Escribe sin miedo acerca del bien y del mal, la balanza moral sobre la que construimos nuestra vida de adultos y sus personajes, trazados con maestría, invitan a cada lector a indagar sobre su propio pasado en busca de aquellos momentos que esculpieron los trazados de la personalidad.
“Cuando el otoño se levanta” es algo más que una novela: es la confesión más íntima que cada uno de nosotros quisiera realizar.
Reseñas
“Miguel Aranguren recrea el onírico mundo de los niños, aquellos paisajes en los que todos los hombres hemos construido un mundo ideal” (Retamar, enero 2003).
“Nueva novela de Miguel Aranguren, escritor que va dando forma a un mundo literario muy personal, bastante alejado por suerte de los tics narrativos de la joven literatura, pues se basa en una honda concepción del ser humano, como ya demostró en novelas anteriores” (Mundo Cristiano, enero 2003).
“De lo observado y lo vivido en numerosos viajes a la aventura que bucea en la intimidad. Ese es el trayecto que define la experiencia narrativa de Miguel Aranguren, experiencia que va desde esa acción externa, registrada en ‘Desde un tren africano’, hasta optar por la acción intimista de ‘Cuando el otoño se levanta’, una suerte de autobiografía ficticia en la que el protagonista reconstruye las vivencias de su infancia (...) La trama justifica su fin. El resultado supera a la novela que le precede” (Pilar Castro, El Cultural, 26 de diciembre de 2002).
“Miguel Aranguren presenta otra manera de mirar la realidad, más atenta a las repercusiones en las personas (...) Aranguren parece encontrar la puerta de salida, y allí conduce a sus lectores” (Menos 25, 25 de noviembre de 2002).
“Félix Suárez, un escritor afamado y cargado de vanidad, sufre la pérdida de su único hermano, lo que le llevará a un proceso de autodestrucción que sólo podrá detener el rencuentro con Tirso, su mejor amigo de la infancia. Miguel Aranguren nos vuelve a sorprender con una novela cargada de mensaje e interrogantes. Consigue que cada lector se pregunte por el sentido de la vida y por el valor de la amistad. Todo un acierto” (Veinte, noviembre 2002).
“La muerte de su hermano provoca en Félix una grave crisis existencial, que le lleva a preguntarse por el verdadero sentido de su vida” (Semana, 4 de diciembre de 2002).
“Hay un tiempo, ‘Cuando el otoño se levanta’, en el que el hombre por fin puede enfrentarse a su destino para no demorar más su estancia en la mediocridad. Con una prosa ágil e íntima, Miguel Aranguren le concede a sus personajes un tiempo para la reflexión, mientras nos da la oportunidad de disfrutar de un relato intenso e ininterrumpido, con el que posiblemente podrás identificarte” (Calibán, noviembre de 2002)
“El argumento es leve pero sólido. Hay momentos emotivos. Hay otros más duros, como la muerte de Chema, clave para entender la crisis que atraviesa el narrador. Los personajes representan de alguna manera el vacío de la modernidad. Los recuerdos de la infancia y el anhelo de la amistad sirven a Félix Suárez de acicate para recuperar la fe en la vida y en la amistad, lo que no es poco para salir de la niebla” (Aceprensa, 13 de noviembre de 2002).
“La muerte de su único hermano condiciona la actitud y la personalidad del protagonista, hasta el punto de llegar a convertirse en una obsesión existencial” (Hola, 31 de octubre de 2002)